miércoles, 13 de julio de 2016

Pokémon Go wrong

Te has quedado de piedra con el título, que lo sé yo. ¿Has visto qué juego de palabras? ¿Qué dominio de la lengua de Shakespeare?

Vale, vale, ya paro!
Volviendo al tema que hoy nos ocupa, todo el mundo sabe que hace una semana se lanzó el videojuego Pokémon Go. En nuestro país aún no está disponible para su descarga legal, pero eso no ha impedido que mucha gente consiga el juego por vías alternativas (¿eh, pillines?).

¿Resultado? Pokémon en tu casa, en el parque, en la depuradora de aguas, en la playa, en la sartén y, por supuesto, en los memes. ¿Qué sería de nuestra vida sin memes? Ni lo sé ni quiero saberlo, la verdad.

El caso es que Pokémon Go se ha extendido como una plaga, y de esto que estaba yo navegando por la red cuando me crucé con el siguiente tuit:

Por seguir un poco la broma, intenté imaginar cómo empezaría esa hipotética novela:

En ese momento, me di cuenta de que tenía que escribir, como mínimo, un relato partiendo de esa premisa. Prefiero no pensar en el modo en que esto pueda afectar a mi trayectoria como escritora, pero el caso es que ¡he escrito el relato! ¡Y aquí lo tienes! 

Básicamente, es un compendio de los tópicos más sobaos de la literatura de ciencia ficción pero, ¿a quién no le gusta reírse de sí mismo de vez en cuando? Sin más preámbulos, os dejo con el infame relato:

"Pokémon Go wrong"


Cuando quisimos darnos cuenta, Pokémon era el Gobierno.
No sé si fue algo planeado o simplemente surgió. La gente pensaba que solo era un videojuego. Ojalá. La plaga se extendió rápido, no pasó mucho tiempo hasta que dieron el salto al mundo real.
Nunca debimos dejar que llegaran al poder. Llevábamos meses de vacío en España. Las elecciones se sucedían sin que esos malditos chupópteros se pusieran de acuerdo. Podríamos haber tenido un Gobierno del cambio, pero Pablo votó no. La gente esperaba que un partido apareciera de la nada y nos salvara de la anarquía. Debí haber imaginado que sería el PaPo, el Partido Pokémon, el que arrasaría.
Solo han sido cinco años desde que llegaron, pero todo ha cambiado. Paseo por la calle y todo lo que veo son cabezas agachadas. Esos móviles sorbiendo los cerebros de mis compañeros de especie mientras el PaPo hace y deshace a su voluntad. Están por todas partes, pero es imposible verlos si no es a través de una pantalla. Yo me mantengo alejado de los teléfonos, no les dejaré entrar en mi cabeza.
Me acuerdo de la primera vez que un niño se cruzó en mi camino y me empujo, gritando:
¡Señor, deje paso! ¡Hay un Hitmonchan detrás de esos arbustos!
¡Tu Hitmonchan me come los huevos! —creo que contesté.
Cuando yo era niño, nosotros cazábamos a los Pokémon. Hazte con todos, decían. Ahora, los Pokémon nos cazan a nosotros. Soy el único que se ha dado cuenta, el único que resiste al control de las criaturas.
Mi habitación está tan vacía como siempre desde que Lucía se fue. Esa... No. Me he prometido no insultarla más. El psicólogo me lo recomendó. Aunque, claro, fíate tú de ese matasanos. Solo quiere llenarme de pastillas para que deje de pensar en la invasión silenciosa que vivimos. Él también ha caído.
Llevo sin ver a Lucía desde que me dejó para irse con aquel informático. Esos sí que saben cómo conquistar a las mujeres, solo tuvo que decirle que tenía incienso ilimitado. Al momento ella me dejó, aunque yo le había comprado un ambientador “brisa oceánica” esa misma semana. ¿Por qué prefirió el incienso a la brisa del mar? No hay quién entienda a las mujeres. El mundo se va a la mierda.
Me pongo la camiseta que menos apesta. No me acuerdo de la última vez que puse la lavadora. ¿A quién le importa? Por el camino al bar voy esquivando a todos esos zombies que no separan la vista de sus pantallas. Me entran ganas de tirarles los móviles al suelo, de gritarles que abran los ojos, pero no lo harán.
Apoyado en la barra espera Fran, el único amigo que me queda. Me siento a su lado y pido una caña.
¿Cómo te va, viejo amigo? —pregunto.
Pues aquí, tomando algo. ¿Qué tal tú?
Esta noche he vuelto a soñar con ella. En mis sueños siempre se le ha acabado la batería del móvil y vuelve a hablarme.
Sí, bueno, hablando de eso. ¿Quieres ver el nuevo móvil que me he comprado?
¿Tú también? Ya te he explicado un millón de veces que así es como los Pokémon nos controlan.
No sé, creo que exageras un poco, ¿no?
Los Pokémon me quitaron a Lucía.
¿Pero Lucía no te pidió el divorcio después de que te gastaras su sueldo en un casco anti wi-fi?
Ya es demasiado tarde para Fran. Los Pokémon se lo han llevado a él también. Sabré yo por lo que me dejó mi mujer. Mi amigo jamás habría dicho algo así. Él sabe la verdad, pero la ha olvidado. Todo el mundo se ha olvidado.
Miro la televisión. Va a empezar la rueda de prensa semanal al Presidente Jigglypuff. ¿Cómo llegó a ser presidente un ser que solo puede manifestarse a través de nuestras pantallas? Hay quien dice que todo son ventajas, porque no gastamos nada en seguridad ni en alojamiento. Yo creo que es nuestro Gran Hermano, siempre alerta.
Ojalá hubiese podido escuchar uno solo de sus discursos sin dormirme. Al menos así sabría por qué la gente lo votó. Es parte de su estrategia, nos duerme a todos para no tener que rendir cuentas a nadie. Salgo del bar a toda prisa, antes de que me afecte. No quiero participar de esta merma.
Las calles están vacías ahora. Todo el mundo está pendiente de sus pantallas, escuchando al presidente. El PaPo se lo ha llevado todo.
Tú también caerás —Me giro al escuchar esa voz, pero no hay nadie hablando. Estoy tan solo en la calle como antes—. Estoy aquí, idiota.
Me acerco al escaparate de la tienda de electrodomésticos. En una televisión hay uno de esos monstruos, un gato cabezón con una moneda en la frente.
Los Pokémon no hablan —respondo. Por fin han conseguido volverme loco.
Estamos aprendiendo. Nuestro plan es sustituir a los humanos, pero para eso nos tenemos que librar de ti primero. Vigila tus espaldas.
No lo permitiré.
Nadie va a creerte.
Ya veremos.
La criatura salta de pantalla en pantalla maullando hasta desaparecer. Una muchacha me aparta de un empujón, corriendo con el móvil en alto.
¿Por dónde se ha ido el Meowth?
Camino sin responder. No se creerá que me importa lo más mínimo a dónde vaya ese monstruo.
Una idea fugaz atraviesa mi cabeza. De repente, tengo claro lo que tengo que hacer. Nadie se ha atrevido hasta este momento, pero será lo que hace falta para liberar a la humanidad.
Vuelvo a la tienda de electrodomésticos, pero esta vez paso y compro un teléfono de última generación. El juego ya está instalado. Me doy asco a mí mismo, pero no me queda otra opción. No puedo caer.
Dirijo mis pasos hacia el Congreso. Las puertas acaban de abrirse, pero no hay nadie. Levanto el teléfono y veo a todos los miembros del PaPo saliendo del edificio. Algunos vuelan, otros se arrastran. Hablan en esa extraña jerga que solo ellos entienden.
Por fin lo veo. Esa cabeza redonda y esos ojos verdes son inconfundibles. Me acerco corriendo hasta nuestro presidente y lanzo la pokéball. Las bestias enmudecen mientras su líder desaparece dentro de mi teléfono. Empiezo a reír como un loco. ¡Lo he capturado!
Se oyen gritos detrás de mí. La policía viene a detenerme. Van a matarme por esto, pero he ganado.
Me levanto empapado en mi propio sudor. Mi pecho sube y baja al ritmo de mi desbocada respiración. ¿Qué ha pasado? Miro la fecha en el despertador. Es el 6 de julio de 2016. Nada de lo que he soñado es real. Solo ha sido una pesadilla.
En la cocina, Lucía está sentada desayunando. Tiene el móvil en la mano.
¿Quieres dejar ya esa tontería? —le digo— Antes compartíamos momentos, ahora solo compartes archivos.
Ay, no seas pesado. Estoy descargando un nuevo juego. Pokémon Go.

13 comentarios:

  1. Me has dejado con todo el hype de qué pasa después :D Pero está muy bien así, me ha gustado :)

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  2. Ay, jo, qué bueno. Ideal para pasar el rato y reírse un poco del presente. Pues oye, aprovecha y difúndelo a ver si se hace viral...

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    1. Pues en proporción a las visitas habituales del blog ha tenido muy buena acogida, a lo mejor tengo que hacer más cosas así!

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  3. ¿Pero porque los pokemones iban a querer sustituirnos? El mundo 2D es mucho mejor.

    P.D. Todos los politicos son jigglypuff.

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    1. Pues por pura supervivencia! Si no necesitan a los humanos, somos un peligro para ellos xD

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  4. Me ha gustado. Interesante, divertido, bien hilado.

    La parte del casco antiwifi me ha parecido particularmente graciosa.

    Un saludo.

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  5. "¿Cómo llegó a ser presidente un ser que solo puede manifestarse a través de nuestras pantallas?"
    XDDDD

    Una duda...: Si los pokemon no hablan, ¿cómo hace los discursos el presidente? ¿Telepatía? Da mucho juego la distopía, aunque la realidad puede acabar superando a la ficción XD

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    1. Muchas gracias por tu comentario! Pues la clave está en que el Presindente es un Jigglipuff y cuando habla todo el mundo se duerme, así que nadie sabrá jamás de lo que ha hablado!

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  6. ¡Malditos pokemon! Tiene todo el sentido que el presidente sea Jigglipuff, la verdad. ¿Estamos seguros de que nuestro presi no ha sido sustituido ya por uno? Mi parte favorita es el motivo por el que le dejó Lucía, me gusta mucho cómo has utilizado el narrador no fiable.

    Dicho esto, creo que voy a desinstalar Pokémon Go del móvil ya mismo...

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